Publicación: El territorio y su influencia en la realización de las necesidades axiológicas, como componente esencial del desarrollo humano Una mirada desde las experiencias de la comunidad de la vereda El Caucho (El Rosal, Cundinamarca)
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Este documento académico reconoce que en la actualidad las comunidades han sido doblegadas por modelos de desarrollo que relegan asuntos axiológicos y sitúan lo económico como el centro del progreso humano. Ante este panorama algunas personas han optado por adherirse a las exigencias materiales que aparentemente elevan la calidad de vida; simultáneamente, otros han decidido ocupar y apropiar sus territorios de maneras diversas, reconociendo que su multidimensionalidad es favorable para la realización de sus necesidades. En materia de desarrollo humano autores como Max-Neef et al. (1986) han dado puntadas importantes para reconocer la inquebrantable relación entre territorio y necesidades, en la que las personas logran ser el foco central del desarrollo. Al comprender que en los escenarios locales los sujetos “se juegan la primera y última instancia en la satisfacción de las necesidades humanas” (Max-Neef et al., 1986, p. 61), la presente investigación analiza la forma en la que el territorio desde sus dimensiones de ancestralidad, identidad cultural, espacio habitado y entramados humano-naturales incide en la realización de las necesidades -axiológicas- de participación, afecto, ocio e identidad, como componente esencial del desarrollo humano. Para ello, parte de las experiencias de la comunidad de la vereda El Caucho que recogen las relaciones interpersonales, los eventos vividos y los significados otorgados por las personas en su contexto específico. Metodológicamente esta investigación es de carácter cualitativo, cuyas herramientas posibilitaron comprender la aplicación particular de las categorías y la convergencia de elementos históricos, culturales, físicos y ambientales alineados con prácticas, creencias, tradiciones, valores y emocionalidades que atraviesan la cotidianidad de los sujetos. Este estudio advierte que, a pesar de que los modelos de desarrollo dominantes en el país de carácter reduccionista y homogenizador han sacrificado la realización de necesidades axiológicas, las dimensiones de los territorios permiten tejer caminos de resistencia y solidaridad comunitaria, donde la participación, la afectividad, el disfrute del tiempo libre y la identidad se han posicionado como asuntos de interés e incidencia colectiva. Lo anterior es congruente con la visión de Desarrollo a Escala Humana propuesta por Max-Neef et al. (1986), en la que las personas son protagonistas de su propio desarrollo. A lo largo de este documento se presentan creencias, tradiciones, saberes y valores que las comunidades emplean desde lo cotidiano para fijar reglas de convivencia y de autorreconocimiento que sostienen el desarrollo humano en sus territorios. En El Caucho el pasado se inmortaliza a través de prácticas ancestrales que: asignan un sentido social y comunitario al espacio habitado, fracturan la visión que aísla lo natural de lo humano y guían el mandato territorial para la realización de las necesidades. Todo a partir de la conexión que los sujetos entablan con su territorio, motivada por componentes físicos y espirituales que hacen brotar intensos vínculos emocionales. Se alerta además sobre la importancia de construir lecturas territoriales y comunitarias integrales que asuman que el desarrollo humano, las necesidades y el territorio no funcionan como categorías aisladas, pues sostienen una relación íntima contundente para situar a las personas, con todas sus diversidades y diferencias, en el centro del desarrollo. En la vereda El Caucho se generan procesos que nutren la fraternidad comunitaria y que, alineados con el involucramiento en diferentes escenarios de la vida, las conexiones emocionales profundas, el disfrute del tiempo libre y el sentimiento latente de pertenecer a un lugar, permiten navegar en una posibilidad real para reconstruir la categoría de desarrollo humano desde la defensa de los territorios y sus comunidades, más allá de las exigencias económicas del mercado.
Resumen en inglés
This academic document recognizes that communities today have been subjugated by a development model that relegates axiological issues and places the economic at the center of human progress. Faced with this situation, some people have chosen to adhere to material demands that seemingly elevate the quality of life; at the same time, others have decided to occupy and appropriate their territories in diverse ways, recognizing that their multidimensionality is conducive to meeting their needs. In the field of human development, authors such as Max-Neef et al. (1986) have made important contributions to recognizing the unbreakable relationship between territory and needs, in which people become the central focus of development. Understanding that in local settings, individuals "play the first and final instance in the satisfaction of human needs" (Max-Neef et al., 1986, p. 61), this research analyzes how the territory, from its dimensions of ancestry, cultural identity, inhabited space, and human- natural frameworks, influences the realization of the axiological needs of participation, affection, leisure, and identity, as an essential component of human development. To this end, it draws on the experiences of the community of El Caucho, which capture interpersonal relationships, lived events, and the meanings people assign to it in their specific context. Methodologically, this research is qualitative in nature, using tools that made it possible to understand the specific application of the categories and the convergence of historical, cultural, physical, and environmental elements aligned with practices, beliefs, traditions, values, and emotions that permeate the subjects' daily lives. This study notes that, although the country's dominant reductionist and homogenizing development models have sacrificed the fulfillment of axiological needs, the dimensions of the territories allow for the development of paths of resistance and community solidarity, where participation, affectivity, enjoyment of free time, and identity have become matters of collective interest and impact. This is consistent with the vision of Human Scale Development proposed by Max-Neef et al. (1986), in which people are the protagonists of their own development. Throughout this document, beliefs, traditions, knowledge, and values are presented that communities employ in their everyday lives to establish rules of coexistence and self- recognition that sustain human development in their territories. In El Caucho, the past is immortalized through ancestral practices that assign a social and communal meaning to inhabited space, break down the vision that isolates the natural from the human, and guide the territorial mandate to fulfill needs. All this stems from the connection that individuals establish with their territory, motivated by physical and spiritual components that give rise to intense emotional bonds. It also highlights the importance of constructing comprehensive territorial and community interpretations that assume that human development, needs, and territory do not function as isolated categories, as they sustain a powerful, intimate relationship that places people, with all its diversity and differences, at the center of development. In the El Caucho neighborhood, processes are generated that nurture community fraternity and, aligned with involvement in different life scenarios, deep emotional connections, the enjoyment of free time, and the latent sense of belonging, allow us to navigate a real possibility of rebuilding the category of human development through the defense of territories and their communities, beyond the economic demands of the market.


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